Sabemos que es necesario retroceder unos pasos para que los arboles no nos impidan ver el bosque, pero el problema está en que al retroceder la mayoría solo vemos muchos árboles o nos centramos en unos pocos sin apreciar todo en conjunto. Uno de los mayores beneficios del pensamiento sistémico consiste en ayudarnos a distinguir entre cambios de bajo y alto apalancamiento en situaciones complejas, es decir ayuda a ver la complejidad de las estructuras importantes.
El pensamiento sistémico no significa ignorar la complejidad en una exposición coherente que ilumine las causas de los problemas y el modo de remediarlos de forma duradera. La creciente complejidad del mundo actual induce a muchos managers a suponer que carecen de la información necesaria para actuar con eficacia. El dominio de arquetipos básicos como el de crecimiento y subinversión es el primer paso para desarrollar la aptitud de ver los árboles y el bosque, para ver la información en patrones amplios y detallados. Solo viendo ambas cosas podemos responder al desafío del cambio y la complejidad. El dominio del lenguaje del pensamiento sistémico tambien requiere las otras disciplinas complementarias; cada una de ellas aporta importantes principios y herramientas que capacitan a los individuos, equipos y organizaciones para modificar su enfoque del mundo, abandonar la perspectiva lineal y domina el arte de ver y actuar sistémicamente.
Autor: Peter Senge
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